Los cables náuticos son un elemento esencial para amarres, maniobras y seguridad en la navegación. La elección del material correcto asegura durabilidad, resistencia a la corrosión y flexibilidad necesaria para las distintas funciones.
Los cables rígidos están formados por un núcleo compacto y son ideales para aplicaciones donde se necesita alta resistencia y poca flexibilidad. Los flexibles, por otro lado, tienen hilos entrelazados que permiten mayor movimiento sin romperse.
El acero inoxidable es el material más recomendado debido a su resistencia a la corrosión marina y su gran durabilidad. Existen distintos grados, como el AISI 316, que es especialmente resistente al agua salada.
Considera el uso específico, la carga máxima, el diámetro y la flexibilidad requerida. Para amarres pesados, un cable rígido de gran diámetro es adecuado; para maniobras, se prefieren cables más flexibles.
Limpia los cables con agua dulce tras cada uso en mar y revisa posibles signos de desgaste o corrosión. Sustituye los cables dañados inmediatamente para evitar accidentes.